Maya:
La existencia, una vez creada, está cubierta por la forma y esa forma, textura, color y atributos nos impide ver la verdadera esencia o sustancia de la que está hecha.
Se puede traducir como “ignorancia”, «ilusión” o «velo”. También hace alusión a algo “hecho”, “terminado” o “construido”. Al percibirlo nos quedamos con lo externo, con lo que perciben los órganos de los sentidos y MI mente en lugar de percibir con el discernimiento o con Ajna chakra.
Cuando veo una flor veo los pétalos y el tallo, percibo su aroma y su tacto aterciopelado. En la mente tengo un concepto “flor”. Sin embargo, no percibo la inteligencia que ha impulsado a esa flor a crearse y abrirse, a tener esos colores atrayentes. Tampoco percibo el fruto potencial que hay en ella. Por ejemplo, en la flor de un naranjo hay una naranja en potencia. Y detrás de todo ello la fuerza creativa.
De la misma forma actúo impulsado por lo que percibe la mente e interesa al Ego. Desde la dualidad y la separación. Desde el ego-ismo, sus creencias y sus miedos. Eso ocurre por la fuerza de maya que nubla mi discernimiento. Ese “engaño” (maya) nos lleva a aferrarnos al mundo material y al sufrimiento. Olvidamos la inmortalidad del alma creando karma, causa-efecto que nos impulsa al siguiente renacimiento.
Es crucial comprender MAYA para poder liberarnos de ella y recuperar la conciencia de no dualidad y de nuestra esencia divina.